Tras un gran periodo de tiempo, los niños y adolescentes vuelven de nuevo al cole. Esto significa volver a los horarios estrictos de sueño, ir todos los días al centro escolar, hacer los deberes. Hay una gran vorágine de cambios a los que nuestros hijos deben someterse. 

Es por ello, que adaptarse a la rutina de un alumno no es tan fácil como parece. Los niños y jóvenes también pueden sufrir del síndrome postvacacional, una aflicción que produce estrés, tristeza o desmotivación ante la idea de retomar las obligaciones diarias. Sobre todo ahora que hemos sufrido este curso atípico.

Saber cómo gestionar este periodo y ponérselo lo más fácil posible, es crucial si queremos que la aclimatación de nuestros peques sea exitosa y libre de estrés. 

Cómo evitar el estrés en los niños y adolescentes

Debemos ponernos en su lugar, han pasado un largo periodo de tiempo sin ir a clases y ahora deben amoldarse a unas normas muy restrictivas a causa de la actual crisis sanitaria (uso de mascarillas, separación física, horarios de desescalada..).Esto puede suponer demasiadas novedades para ellos, por lo que algunas reacciones como el nerviosismo, el estrés o la ansiedad son completamente normales. 

A continuación, os dejamos un pequeño listado de consejos para ayudarles a pasar esta fase: 

  • Planificar las tareas. Hacer una sencilla organización con horarios para distribuir los tiempos de ocio y estudio es muy eficiente. De esta forma, los pequeños sabrán cuáles son sus objetivos diarios con antelación y, además, automatizarán más rápido sus obligaciones que si tienen una rutina cambiante cada día. 
  • Entablar una buena comunicación con ellos. Tener muy presente cuáles son las preocupaciones o incertidumbres de nuestros hijos es muy importante. Es por ello que, hablar sobre sus sentimientos al respecto, es un paso que no nos podemos saltar. Solo así podremos ayudarles con aquello que les esté afectando, hay que recordar que muchos niños y adolescentes se guardan las cosas para ellos mismos porque no saben gestionar sus emociones. 
  • Haz ameno el aprendizaje. En ocasiones, las tareas de clase pueden ser aburridas y estresantes. Por eso, debemos intentar desde el principio incluir un toque de ocio a las obligaciones que requieren de estudio: ver películas o documentales, jugar a videojuegos didácticos, poner vídeos en Youtube…Hay un sinfín de posibilidades. Además, así reforzaremos sus conocimientos de forma agradable y despertaremos su capacidad de investigación y pensamiento crítico. 

Consejos para los padres

Los alumnos no son los únicos que lo pueden pasar mal, a veces los padres también están sometidos a algo de ansiedad a causa de muchas preocupaciones: ¿será muy complicado el curso este año? ¿tendrán problemas con sus compañeros?, ¿me echarán mucho de menos? Esto es totalmente normal, sin embargo, a veces no nos damos cuenta que podemos influenciar negativamente a nuestros hijos con esta actitud. Por eso, como padres debemos saber cómo procesar esta situación: 

  • Tener seguridad en nosotros mismos. Confía en tu hijo y en las decisiones que has tomado para esta nueva etapa. Siempre buscamos lo mejor para ellos, por lo que deberíamos aprender a relajarnos y a confiar en que todo saldrá bien en un principio, no es bueno adelantar acontecimientos que aún no han sucedido. 
  • Hablar con los profesores. Si tienes alguna duda o preocupación importante, no dudes en comentársela a su profesor/a. Explícale cualquier cuestión que creas relevante: alergias, enfermedades, problemas académicos o sociales…El personal docente tendrá en cuenta todo lo que le comentes y actuará en consecuencia de la forma más conveniente posible. 
  • Buscar ayuda de otros padres. Puede que estés viviendo algo parecido a lo de otras familias. Al abrirnos con personas con circunstancias similares, nos sentimos más aliviados y apoyados, ya que cogemos la percepción de que no estamos solos y que nuestros procesos son completamente lógicos y normales. 
  • Controlar la ansiedad. Si vemos que el periodo de estrés o ansiedad está dilatándose mucho en el tiempo, quizá sea hora de contar con ayuda profesional. Nuestro estado anímico se proyecta y afecta directamente a nuestros hijos, por lo que no se puede tomar a la ligera. 

Y recuerda lo más importante: vive el día a día. Cada caso familiar es distinto, no hay fórmulas mágicas ni fiables al 100%. Lo mejor es que sigas tu instinto y le pongas todo el amor e interés posible a que nuestros pequeños se sientan reconfortados. Seguro que te lo agradecerán mucho. 

Foto de Escuela creado por shangarey – www.freepik.es

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